LA «ABSTENCION REVOLUCIONARIA» COMO NUEVO COMODIN DEL ULTRAIZQUIERDISMO- Jon Ibaia, militante de HERRI GORRI.

A lo largo del ciclo electoral del año 2019, diferentes organizaciones y colectivos presentes en Euskal Herria sur, realizaron llamamientos al boicot electoral, a través de la fórmula del “abstencionismo revolucionario”.

El que los diferentes comicios electorales del año 2019, alcanzaran unos niveles de participación muy altos, resultó irrelevante para dichos sectores, ya que sabían testimonial su proceder, aunque por supuesto “fueron explicados”, en un sentido amplio y sencillo con el recurrente y manoseado concepto de alienación, o de manera más compleja, aludiendo a VOX como “espantajo” creado en un laboratorio del Régimen del 78, para activar la movilización del bloque progresista. ¿Quién dijo eso de no enarbolar consignas para las que no hay condiciones ni fuerzas para defenderlas?

Pero resulta que, en las elecciones al Parlamento Vasco del pasado julio de 2020, los nuevos llamamientos a la “abstención revolucionaria”… coincidieron con un altísimo nivel de abstención, de algo más del 50%. Evidentemente, sólo personas muy “entusiastas” podrían haber establecido una causa y un efecto en el impresionante incremento de la abstención, pero lo que si se generó es una interesante polémica en torno a su caracterización. Desde ciertos sectores revolucionarios, como medio de afianzar positivamente una línea política determinada, esta abstención fue caracterizada como “proletaria” y, por lo visto necesariamente crítica con el sistema, concienciada y politizada por lo menos de manera lo suficientemente significativa como para señalar este hecho.

El análisis desde esta perspectiva puede parecer perfecto: un barrio de bajos ingresos, tiene una alta abstención, ergo la abstención es producto de las condiciones de pobreza, que les llevan a desarrollar un sentido crítico y deslegitimador del régimen. ¿Consecuencia de esta premisa? Que estamos al borde del colapso del sistema. Sólo hay un problema -y no menor- y es que los bajos ingresos, situaciones de pobreza y marginación social, no alimenta conciencia revolucionaria de clase, y menos aún sin una organización revolucionaria que haga pie y que tenga presencia -no de tipo paracaidista- entre dichos sectores sociales.

Cualquiera que tenga una mínima experiencia de militancia en el movimiento popular, sabe que entre los sectores del proletariado más explotado y oprimido, la solución a sus problemas generalmente es exigida en términos asistenciales y que en términos generales, su capital cultural es bajo. Cualquiera que haya participado en redes solidarias, por ejemplo en pleno confinamiento “duro”, cuando los servicios asistenciales de la administración, fueron desbordados, resultaba sorprendente que personas en situaciones muy jodidas, que no tenían ni para comer, ni se les pasara por la cabeza participar en las redes colaborando ellos mismos, limitándose a buscar una solución a SU problema, ya fuera con entrega de alimentos, bonos para comprar en el EROSKI, o asesoramiento para acceder a ayudas. Y es que la pobreza es jodida, no sólo es ausencia de consumo, sino que tiene un trasfondo más complejo y más aún en el marco de sistemas neoliberales que han desprestigiado la solidaridad social y han llegado a introducir, no sólo en las mentes de los ricos, sino en las de los pobres, el discurso de la meritocracia

La pobreza genera situaciones de indignidad que abren la puerta a la lumpen-proletarización y desde luego, bajo ningún concepto compartimos las teorías pseudo-revolucionarias  que ante el “aburguesamiento” y la alienación de la clase trabajadora, buscan nuevos “sujetos revolucionarios” en el lumpen.

La abstención puede reflejar hastío, incluso puede ser producto de una despolitización fundada en eso de “todos son iguales”, unos ladrones y corruptos, lo que en realidad resulta funcional al bloque en el poder. Seamos claros, al bloque en el poder, le resulta irrelevante el que la gente vote o no, siempre que el sistema siga funcionando y no voten a opciones que puedan resultar molestas. Al PNV, en las pasadas elecciones, el que el 52% de la población se quedara en casa, sea por la COVID o porque estaban de resaca, le resultó irrelevante. Ganaron, el desastre de Zaldibar no les pasó factura y llegaron a un arreglo con el PSE para formar gobierno: objetivo cumplido.

No compartimos que exista una “deslegitimación” del sistema, ya que para que sucediera algo así, para empezar debiera existir una alternativa al sistema que la impulsara. La progresiva pérdida de derechos sociales, laborales y salariales para una vida digna, que se concretaron en el pasado en torno a los consensos entre capital y trabajo, ha generado movilizaciones, ahí tenemos a las y los pensionistas, al feminismo, pero el “olfato sociológico” apunta a que precisamente, entre estos sectores movilizados, los niveles de abstención no son elevados.

Construir un cuento sobre la abstención, basada en el aumento de la deslegitimación del régimen y de posiciones críticas antisistema, con escenarios potencialmente revolucionarios y de ruptura en los que con un poco de propaganda y agitación comunista, “la chispa se convertirá en incendio”, tiene poco recorrido y hasta resulta peligroso. Peligroso por la desmoralización que se genera cuando comienza a atisbarse la mentira, peligroso porque retroalimenta el sectarismo y la desconexión con las masas, “incapaces” de entender que la revolución es el camino.

Desde ciertos sectores revolucionarios, el ultraizquierdismo llega a niveles tales que ser asalariado con un convenio justo, con estabilidad laboral y un salario que permita el “lujo” de quince días de vacaciones de hotel en agosto, casi te definen como “aristocracia obrera”… porque con tu voto amparas al sistema sea votando a EH BILDU o a UNIDAS-PODEMOS…

Resulta paradógico, pero entre estos sectores que tanto denostan las elecciones burguesas, de facto  les dan más importancia de la que merecen. El que un militante comunista se abstenga o vote, como una dimensión más de su compromiso político, es irrelevante si trabaja en el movimiento popular, tiene contacto con la realidad social de las luchas y sale de su espacio de confort revolucionario, actuando como un verdadero “cuadro”. A una feminista que lucha en su barrio por crear y dar forma a una asamblea de mujeres y consigue estabilizar dinámicas de reivindicación y de denuncia de casos de malos tratos, que vote a EH BILDU… ¿es un pecado? ¿es más “deslegitimador” para el sistema una mujer que no vota y que, por no participar, no lo hace ni en la Jai Batzorde, y que se queja de que todos los políticos son igual de ladrones? .

Los atajos en el proceso de recomposición del proletariado como sujeto político y en reconstruir una alternativa en el horizonte no existen. Si no tenemos fuerzas ni organización para defender derechos y libertades que ya ganamos con las luchas que nos precedieron, plantear programas de ruptura revolucionaria, pueden generar “esencias revolucionarias en recipiente pequeño”, pero no un bloque sociopolítico con capacidad de transformar las correlaciones de fuerzas, en torno a un programa político que hable de pensiones, precariedad laboral, conculcaciones de derechos y libertades, feminismo y derecho a una vida digna.

FEMINISMO Y JUVENTUD: por ARDI LATZA, militante de HERRI GORRI

Es más que evidente que, de alguna manera u otra, el feminismo ha conseguido ubicarse como un tema transversal dentro de los temas de conversación que desarrollamos en nuestro día a día las y los jóvenes. Desde el debate más simple sobre que se opina en relación al 8M, hasta el diálogo más complejo sobre el sexo no binario están presentes en las charlas que mantenemos con nuestros colegas. A la hora de abordar una realidad así cabe preguntarse, desde nuestro punto de vista como militantes revolucionarios, si se trata de un hecho positivo o negativo para el proletariado en su conjunto, y en concreto para los sectores de menor edad.

Nosotr@s, las llamadas generación Y y Z, hijas e hijos del neoliberalismo, del fin de la guerra fría, el triunfo del capitalismo y el mal llamado “fin de la historia”. hemos nacido en una época compleja, que nos sitúa en una posición difícil a la hora de abordar nuestras perspectivas vitales, amén de que en estos momentos somos el colectivo que más sufre la precariedad por antonomasia. Esta realidad nos ha empujado a vivir con la enorme carga mental de no tener grandes esperanzas, de vivir en una realidad que cada vez se nos presenta más negra. Estas malas condiciones socioeconómicas nos llevan a ser más susceptibles a las enfermedades mentales, siendo cada vez más habitual la carga de estrés y ansiedad que sufren una parte cada vez más importante de jóvenes trabajadores. Es indiscutible que un escenario como el que se nos presenta tiene una fuerte implicación en el empeoramiento de nuestra salud mental. A ello cabe sumar quienes, como forma de evadirse, terminan por tomar la salida más “fácil”, dándose al consumo de alcohol y drogas como manera de olvidarse de sus problemas. Una encuesta del Ministerio de Sanidad demostraba que, incluso entre alumnos de primero y segundo de la ESO, el principal motivo para iniciarse en estas prácticas es precisamente evadirse.

Podría desarrollar de manera bastante más detallada el panorama al que nos tenemos que enfrentar cada vez que nos despertamos por la mañana los jóvenes trabajadores, pero no es ese el objetivo del texto. El título del artículo es “El feminismo y la juventud”, y el objetivo no es otro que intentar dar ciertas pinceladas sobre cómo, en esta coyuntura, los jóvenes militantes políticos podemos afrontar el creciente fenómeno del feminismo.

Hay quienes, desde supuestas posiciones revolucionarias, culpan al feminismo de gran parte de los males que azotan al movimiento revolucionario a nivel global. Se tacha al feminismo de burgués y de ser un elemento de desviación y de revisionismo que se inmiscuye dentro de los movimientos populares con el objetivo de extraerles todo su potencial emancipador. Desde esta postura, el feminismo solo podría ser visto como uno de los más grandes enemigos de la clase trabajadora, incluso al nivel del propio sistema capitalista. En ese sentido, hay quienes adoptan el término “dictadura progre” para hacer referencia a un escenario de  un dominio cultural de las elites basado en el feminismo, antirracismo, LGTBI, … incluso están quienes legitiman esta postura predicando una especie de dominio cultural, que no económico, de cierta izquierda vinculada a estos movimientos sociales relacionados con todo el desarrollo de la izquierda europea post mayo del 68. Se vendría a establecer una especie de bifurcación entre aquellos que siguen preocupados por los problemas materiales, tales como el paro, la vivienda o las pensiones, frente a quienes, dando por hecho que lo mínimo ya está garantizado, desde la izquierda es preferible centrarse en cuestiones de carácter simbólico, con el objetivo de dar salida a todo este tipo de reivindicaciones que hemos citado previamente. Llegado a este punto cabe preguntarse si, quienes defienden estas posturas, no están sino empleando la tan antigua falacia del hombre de paja para echar sobre el feminismo todos los males que han venido azotando desde hace ya varias décadas a los movimientos comunistas.

¿No es incluso comprensible la desconexión del proletariado con respecto a nosotros, dado el grado de descomposición, sectarismo e inoperancia en las cuales hemos estado sumidos? Es evidente que, en estos momentos, para cualquier chica o incluso chico joven que se inicia en la militancia, resulta de mucho mayor atractivo empezar a militar en, por ejemplo, un colectivo feminista, que no en organizaciones comunistas en periodo de recomposición (y ojalá también de reconstrucción y relanzamiento).

Ante esta perspectiva, ¿qué posición tomar como jóvenes militantes? Como hemos señalado, la salida fácil sería ubicarnos en la posición de tranquilidad emocional y política que nos podría aportar envolvernos en banderas rojas y consignas grandilocuentes, tachando al feminismo de no adoptar todas nuestras demandas políticas, desde la primera a la última. Pero, ¿es esa acaso la estrategia correcta en un momento como este?

Tal y como se afirma en el artículo titulado “Heteropatriarcado capitalista – Capitalismo heteropatriarcal”, el heteropatriarcado le es funcional al modo de producción capitalista de cara a asegurar y estabilizar el régimen de acumulación. Es por ello que entendemos que esta cuestión debe estar en el centro de los planteamientos estratégicos que realicemos. En ese sentido comprendemos que, desde posiciones más cercanas, se venga señalando el difícil equilibrio entre una crítica a lo que podemos catalogar como feminismo institucional, vinculado a ciertas estructuras del sistema que buscan auto legitimarse a través de la apropiación de ciertas reivindicaciones limitadas pero presentes dentro del ideario general feminista, y el alejamiento de posiciones reaccionarias frente al marco actual de lucha de clases. Entendemos que el movimiento feminista, como movimiento eminentemente popular que es, tiene un potencial no solo transformador, sino también capaz de articular una transformación de la actual correlación de fuerzas vigente. Eso quiere decir algo tan simple como que el feminismo tiene la capacidad de jugar a nuestro favor o, por el contrario, ser un elemento de mantenimiento del status quo. Al igual que lo han sido otros movimientos de su naturaleza, nacen haciéndole ciertas críticas al sistema en diversos ámbitos, que en última instancia tienen la capacidad de engendrar incluso una conciencia colectiva con potencial de convertirse en conciencia de clase, ya que una profundización de la realidad social te lleva invariablemente a tener que dar ciertos debates. Es por ello que un alejamiento entre nosotros y el movimiento feminista empujaría, casi de manera definitiva, al feminismo a los brazos del sistema, tal y como hizo antes con otras reivindicaciones. Mientras que nuestra mala situación no es culpa del feminismo, esto sí que recaería bajo nuestras espaldas. Desde la humildad que nos debe caracterizar, somos nosotras y nosotros quienes debemos de agrupar, dentro de nuestro programa, todas aquellas reivindicaciones que nos acerquen al socialismo. Y si el comunismo es el movimiento real que anula y supera al estado actual de las cosas, es evidente que el feminismo tiene el potencial de hacernos avanzar en el camino hacia ese horizonte.

En ese sentido, el movimiento feminista ha conseguido, a través de un trabajo continuado, sacar a gran parte de la juventud de la realidad que antes hemos descrito, dotándoles de herramientas para ser críticos con las injusticias que ocurren a su alrededor. Ningún militante nace aprendido, y es en el proceso donde se va construyendo la conciencia colectiva capaz de construir un movimiento emancipador con potencial de dar la batalla. Si el movimiento feminista nos ayuda en esa ardua labor, bienvenidos sean todos aquellos avances cualitativos que hasta ahora el movimiento comunista no ha sido capaz de llevar adelante.  Frente al dogma libertario que enunció el fin de la historia, ha quedado patente que seguimos haciendo camino en la ardua tarea de acabar con un sistema que nos lleva al desastre en todos los niveles.

Seamos inteligentes a la hora de unir a todas aquellas luchas populares que no solo reivindican cosas tan justas como el fin de la violencia machista, sino que también consiguen sacar de la absoluta desconexión política a gran parte de la juventud. Sin esa base, nunca seremos capaces de reconstruir, adaptado a nuestros tiempos, aquello que fuimos en su momento, y seguiremos enquistados en nuestros viejos dramas.

PABLO HASEL, UNO DE LOS NUESTROS-por Ardi Latza, militante de HERRI GORRI

Frente a los hipócritas que aprovechan una ocasión como esta para lanzar sus insultos contra la trayectoria musical de Pablo Hasel (cuestión que nada tiene que ver con el tema de fondo), desde aquí alzo mi humilde voz para agradecer a Pablo su compromiso político inquebrantable, ya que, a través de sus canciones, ha logrado concienciarnos a cientos de jóvenes que nos empezamos a interesar por la política gracias, entre otras cosas, a artistas como él. En un momento de absoluta crisis del movimiento revolucionario, su voz sirvió para abrir un pequeño hueco a la esperanza en estos momentos tan grises, prendiendo nuevamente la mecha de un aún incipiente movimiento juvenil de carácter transformador. Su voz y sus letras, gusten más o menos, siempre han sido coherentes con su pensamiento y simplemente han buscado abrir la mente de quienes más sufren en nuestra sociedad. Es eso precisamente lo que les molesta a quienes, aprovechando la ocasión, muestran su solidaridad con Hasel de una forma tímida, poniendo más el foco en algo tan irrelevante como es si te gusta o no su música, en vez de denunciar un nuevo atropello a las libertades básicas en el Estado español. Para quien se eche las manos a la cabeza, la condena a Hasel es una más de los tantos y tantos casos que podemos enumerar. Quienes pongan el foco solo en la ley Mordaza eluden señalar que es el código penal el que contempla este tipo de condenas, siendo su objetivo exclusivamente militantes críticos con el sistema. Por tanto no es que sea algo atribuible a un partido u otro, no caigamos en la trampa de echar todas las culpas a los gobiernos del PP, ya que estamos ante una realidad propia del régimen en el que vivimos, que, en estos momentos, tendrá el dudoso honor de ser el primer país que encarcela a un rapero, tras los exilios de otros artistas como Valtonyc, motivada por una circunstancia similar. Que quede claro que no les encarcelan por ser raperos, sino por ser raperos comunistas.

Ante un nuevo atropello, solo queda, como ya hemos hecho otras veces, articular un movimiento de solidaridad que ya se está expandiendo por las distintas partes del Estado y el mundo. Que su condena, dentro de lo malo, sirva al menos para dejar con el culo al aire a un sistema que nos vende libertad mientras, de facto, criminaliza a quienes señalan las injusticias cada vez más graves que sufrimos. Al igual que sus canciones, la condena de Hasel puede servir, una vez más, para que abramos los ojos y nos organicemos, ya que esta es la única herramienta a disposición de las clases populares que sabemos, con total seguridad, que podrá evitar más casos como el suyo. Mi máximo respeto por ello para un militante que, en un momento tan difícil como el actual, decide actuar respetando sus ideas y siendo coherente con ellas, señalando que no se arrodillará y que será en exclusiva la solidaridad del pueblo lo que pueda permitir un futuro encarcelamiento a través de la amnistía, la más noble reivindicación de los movimientos populares ante situaciones como esta.

Si en Cuba generaciones y generaciones de cubanos han crecido marcados por una frase que los convoca a seguir el modelo de hombre nuevo para la sociedad nueva: Pioneros por el comunismo. ¡Seamos como el Che!, añadamos, en nuestro caso, a figuras como Pablo y tantos otros militantes anónimos, ya que es, desde su coherencia, desde donde podemos empezar a caminar. Como bien decía Ernesto, seamos la pesadilla de quienes pretendan arrebatarnos los sueños.

Pablo Hasel, desde Euskal Herria te enviamos toda nuestra solidaridad y apoyo.

Borrokaren bitartez, Amnistia Osoaren bidean.

HETEROPATRIARCADO CAPITALISTA-CAPITALISMO HETEROPATRIARCAL

El heteropatriarcado es una estructura que da forma al modo de producción capitalista, y el modo de producción capitalista da forma al heteropatriarcado que le es funcional para asegurar y estabilizar el régimen de acumulación. En este sentido, el reconocimiento que el feminismo como movimiento ha obtenido dentro del Régimen del 78, encuentra como premisa esencial no sobrepasar ciertos márgenes en los que el feminismo adquiriría características revolucionarias.

El heteropatriarcado es una estructura que oprime a “la mujer en general”, sea cual sea su clase social, y mientras no se resuelvan cuestiones fundamentales en el terreno de los derechos democráticos fundamentales, el avance de las posiciones socialistas revolucionarias y comunistas dentro del feminismo, encontrarán importantes dificultades, pues no estallarán y agudizarán las contradicciones de clase.

Consideramos reaccionarias las posiciones dentro de sectores que se dicen comunistas, otorgan a la lucha contra el heteropatriarcado una dimensión sectorial o secundaria, o que caracterizan al feminismo como un movimiento “burgués” o “pequeño-burgués”, sin entender que la lucha por la igualdad entre la mujer y el hombre, forma parte esencial de la lucha por el socialismo.

El que mujeres muy jóvenes, incluso adolescentes, hayan accedido a la militancia política a través del feminismo, refuerza la lucha hacia el socialismo e implica mejorar las correlaciones de fuerzas frente al bloque en el poder. Estas mujeres, desde espacios mixtos o propios, inevitablemente comenzarán a identificar las diferencias en función de la clase social y la unidad de lucha contra el heteropatriarcado y el capitalismo, hacia una alternativa socialista.

En este sentido consideramos de especial relevancia en nuestro marco nacional vasco-navarro, el surgimiento de una línea socialista entre las mujeres proletarias más jóvenes, que apunta hacia un vector en el que ser comunista, siendo mujer u hombre, implica no sólo acabar con el capitalismo, sino también con el heteropatriarcado.

Cuando la emancipación de la mujer haya dejado de ser “política sectorial” dentro de las organizaciones comunistas y adquieran entidad propia incluso para los hombres, definitivamente el movimiento comunista estará en condiciones de ser un espacio seguro, cómodo y eficaz para la militancia de las mujeres y aumentará su presencia, frente al “machismo-leninismo”.

Este pasado 25 de Noviembre, incluso bajo las limitaciones de la pandemia, el movimiento feminista ha vuelto a dar muestras de su fortaleza y también de sus contradicciones crecientes, que sólo serán resueltas en la lucha y en los avances frente al heteropatriarcado. También mostramos preocupación por la ofensiva ideológica reaccionaria que ha lanzado la derecha y la ultraderecha, en defensa del heteropatriarcado, pues se ha reforzado en términos tanto cuantitativos, como cualitativos.

DECLARACION DE LA RED DE RESISTENCIA CONTRA EL SAP/GAS-aren AURKAKO ERRESISTENTZIA SAREA ANTE EL 25N


Ante este 25 de Noviembre, “Día Internacional contra la violencia machista”, la Red de Resistencia contra el SAP quiere denunciar nuevamente las múltiples vulneraciones de derechos humanos que
se siguen llevando a cabo contra mujeres y sus hijas e hijos con la aplicación del inexistente síndrome de alienación parental (SAP), que está causando un gran sufrimiento.
Los poderes públicos vascos tienen la responsabilidad y la obligación de salvaguardar los derechos de las mujeres, niñas y niños, que prohíbe tratarles como objetos y establece el derecho a la protección contra todo tipo de violencia. La violencia institucional de género y la vulneración sistémica de sus derechos son consecuencia del sistema patriarcal que favorece a los hombres y merma los derechos de las mujeres, menores y adolescentes, gracias a la impunidad de las
instituciones que no cumplen con las obligaciones de garantizar todos los derechos para todas las mujeres, infancia y adolescencia en todas las circunstancias.
El falso SAP es la manera en la que el sistema judicial patriarcal castiga a las madres que denuncian maltrato y/o abusos sexuales hacia sus hijas e hijos, o que “simplemente” denuncian violencia de género. Consiste en retirar la custodia a las madres y dificultar, o incluso impedir mediante amenazas, la relación de éstas con sus hijas e hijos, con visitas sumamente restringidas (mucho más que a hombres maltratadores). El método: acusarlas de vengativas, locas, enfermas o malas madres por “instrumentalizar” (alienar) a las y los menores en contra del padre. La violencia de género o los abusos quedan camuflados como mera “disputa por la custodia” o “procesos familiares disputados”.
Este falso síndrome, o cualquier otra acción con la misma acepción está siendo esgrimido en numerosos informes por organismos dependientes de la Administración Vasca tales como Puntos
de Encuentro, equipos psicosociales adscritos a órganos judiciales, Servicios sociales de base, Servicio de Infancia de las Diputaciones y Ayuntamientos, entre otros. Esta utilización institucional desatiende las recomendaciones del Consejo General del Poder Judicial, el Observatorio Estatal contra la violencia de género, el Movimiento Feminista vasco y las madres vascas afectadas por el mal llamado síndrome. Así mismo, la comunidad científica rechaza la existencia del SAP, e impide que figuren en los dos únicos tratados de diagnósticos existentes.
La falta de voluntad política para procurar protección de los derechos constituye una infracción de las obligaciones por parte de los poderes públicos vascos que erradique la violación de sus derechos y el maltrato institucional. Revertir esta situación reclama una aplicación de la ley dirigida a salvaguardar los derechos humanos, así como, la adopción de actuaciones correctoras que erradiquen la impunidad de las violaciones de los derechos y el sufrimiento de las mujeres, menores y adolescentes y garantice que no vuelva a ocurrir jamás.
Desde hace meses, por el trabajo llevado a cabo desde la Red junto con diversos grupos políticos, se ha llegado a acuerdos en las Juntas Generales de Araba (20/07/2020), Bizkaia (20/01/20 y
Gipuzkoa (08/10/2020), donde se ha firmado por la mayoría de grupos presentes en cada una de ellas, un documento por el cual se comprometen a:

No utilizar el llamado Síndrome de Alienación Parental (o eufemismos del mismo tenor como interferencias parentales, obstaculización marental o instrumentalización de menores en conflictos entre progenitores) en el Servicio de Infancia de la Diputación, de lo que se
desprende que no se realizarán informes ni se retirarán custodias en base a este falso síndrome.

Análisis de los expedientes que pudieran estar afectados por la aplicación de este constructo ideológico y sus consecuencias y efectos y que el resultado de los mismos sea trasladado al Gobierno Vasco, instando a éste a revisar los criterios de valoración en la
atención y protección a menores.

Analizar el Decreto 230/2011, de 8 de noviembre, por el que se aprueba el instrumento para la valoración de la gravedad de las situaciones de riesgo en los servicios sociales municipales y territoriales de atención y protección a la infancia y adolescencia en la Comunidad Autónoma del País Vasco (BALORA).


Desde la Red de Resistencia contra el SAP seguiremos atentas al cumplimiento de todo lo pactado porque las madres afectadas por la utilización de este falso síndrome por parte de la justicia y de los servicios sociales, siguen haciendo preguntas que no tienen respuesta. Trasladamos alguna de esas preguntas a los poderes públicos vascos y a la sociedad de manera que colaboren a
establecer un diagnóstico certero que procure una actuación justa y democrática:
 ¿Por qué la justicia no da credibilidad a las madres?
 ¿Por qué, cuando las y los menores no quieren ir con su padre, la justicia y los servicios
sociales culpabilizan a las madres en lugar de investigar el motivo del rechazo?
 ¿Por qué la acusación de instrumentalización está dirigida siempre hacia la madre?
 ¿Por qué la justicia y los servicios sociales nunca creen la palabra de la o del menor optando por la salida fácil de culpabilizar a la madre?
 ¿Por qué cuando hay un caso de abuso del padre hacia la o el menor desde la justicia o los servicios sociales se les obliga a mantener visitas en un punto de encuentro familiar alegando que el progenitor, hasta que no haya condena, mantiene sus derechos de visita?
 ¿Por qué el Área de menores sabiendo que hay un abuso, no pone medios y ayudas para restaurar lo antes posible el daño y secuelas ocasionadas?
 ¿Por qué la justicia y los servicios sociales utilizan la amenaza de retirada de custodia o de declaración de desprotección a la o el menor si la madre no reconduce la actitud del/la menor de no revincularse con el padre?
 ¿Por qué la justicia o el Área de Menores siguen sin devolver la custodia a las madres a las que han aplicado el SAP a pesar de haber informes que describen el estado de las o los menores y de los padres custodios?
 ¿Por qué los informes de los puntos de encuentro familiar, en demasiados casos sesgados y prejuiciosos para con las madres, son tomados en el juzgado como periciales?
 ¿Dónde están los derechos y la protección de una persona menor después de ser abusada y/o maltratada?
 ¿Dónde está el interés superior del/la menor por el que deben velar las administraciones y las instituciones?

Exigimos que los organismos judiciales y los servicios sociales a tenor de las respuestas a estas preguntas y de sus evaluaciones, analicen si sus actuaciones pudieran estar provocando un daño sobre los derechos y la seguridad de las mujeres, menores y adolescentes por parte de responsables políticos, funcionarios y profesionales que abiertamente desatienden las legislaciones y recomendaciones de los organismos responsables y especializados en la materia.
En función de los resultados, exigimos la aprobación y desarrollo de un Plan de Acción que haga efectivos los derechos humanos a conocer la verdad, justicia y reparación del daño causado.
Prohibición de la utilización del falso Síndrome de Alienación Parental (SAP), o cualquier otra herramienta no alineada con la legislación, las instituciones públicas, la comunidad científica y el movimiento feminista, o que provoque sufrimiento en madres y menores.
Desarrollo de un plan dirigido a instituciones públicas y personas responsables, coordinado entre las instituciones y la sociedad civil, que garantice el disfrute real de todos los derechos humanos para todas las mujeres, niñas, niños y adolescentes en todas las circunstancias.
La situación de pandemia pone de manifiesto que las violencias machistas no se frenan con el confinamiento, sino todo lo contrario, ¡se amplían!

Por eso, este 25N no permitamos que la COVID oculte viejas pandemias y profundas desigualdades estructurales. Este año, más que nunca, es imprescindible manifestar nuestra denuncia y demostrar que seguimos organizadas y dispuestas
a defender nuestros derechos.


Exigimos Verdad, Justicia y Reparación!!!
Mujer, No estás sola!!

“Yo sí te Creo txikitxu”
Red de Resistencia Contra el S.A.P.//G.A.S.-aren Aurkako Erresistentzia Sarea